En la investigación el dinero se destina a pensar. Cuando los recursos no llegan, concluyo que no quieren que pensemos.
Soy investigadora. Es mi profesión desde hace más de dos
décadas, ahora me encuentro confortablemente respaldada por las contribuciones de
la honesta ciudadanía.
Los caminos de la
ciencia son inescrutables. Empiezas con los líquenes, como bioindicadores de
contaminación atmosférica, y terminas empollando cómo reaccionan los compuestos
volátiles orgánicos, emitidos por las plantas, con el ozono atmosférico. En esa
transición científica, creces, te reproduces y cumples 50.
Los y las
especímenes de Homo sapiens en su
particular crecimiento, reproducción y muerte hemos generado superávit de
contaminación atmosférica, de sequía y de eventos extremos. Esto, por lo menos
y resumiendo, en el mundo mediterráneo. Mi destino profesional despegó en una
licenciatura en botánica, sobrevoló los líquenes, y aterrizó en los efectos de
la contaminación atmosférica sobre los vegetales.
Especialmente, en el aeropuerto del efecto del ozono sobre los cultivos.
Bien, y ahora pensad gratis. ¿Cómo se os ocurre
estudiar los efectos de la contaminación en las plantas?
Aplicando técnicas
de confinamiento. Literalmente encerrando plantas y/o cambiando la composición
del aire que las rodea. Para ello se utilizan diversos diseños, e
infraestructuras, que dependen de los recursos económicos del equipo de
investigación, de su país de origen y del diseño experimental. Yo formaba parte
de un ingenioso equipo de investigación valenciano. Así que nos olvidamos de
los fantásticos Face
(ejemplo en China) y nos embarcamos en una modesta instalación de 9 cámaras de techo descubierto (ejemplo en Benifaió). Nos las ingeniamos para, en 1997 (redondeando), rediseñar,
construir, instalar, mantener, operar, trasladar, y finalmente en 2017
(exactamente) desmantelar la instalación de Open
Top Chambers (OTC). Aprendí, ingeniería, mecánica, electricidad,
electrónica, diseño, fontanería, neumática y almorcé los mejores bocatas de
jamón catalana de mi vida. Entre bocado y bocado, estadística por un tubo,
matemáticas a porrillo e inglés por castigo, escribí unas centenas de páginas y
en 2003 me dieron un doctorado. Cosas de la Universitat de València.
Pero, ¿Qué es el ozono?
Además de
protegernos de la radiación ultravioleta natural, no la de las cabinas de
gimnasio, estos tres oxígenos se presentan en la atmósfera gracias a la
actividad del género humano. Siempre que se den las condiciones de luz,
temperatura, y después de una serie de reacciones químicas que aún me cuesta
entender. Resumiendo y honrando al rigor científico: el ozono es un
contaminante secundario, fotoquímico, altamente fitotóxico y además un GHG.
¿Qué pasa después?
La traducción en dinero por contaminación
atmosférica la
podéis ver aquí y
distintos ejemplos de síntomas sobre hojas producidos por el ozono, aquí. y en:
Estomas, aquí os presento ante las personas que me
leen
La función de los
estomas es vital para las plantas y mi me ha dado de comer, particularmente,
durante los últimos dos años. Su función, entre otras, es reguladora, como los
poros de nuestra piel o las ventanas de una casa. Regulan el intercambio de
gases con la atmósfera, principalmente los derivados de la fotosíntesis y de la
respiración. La regulación es a voluntad vegetal pero bajo la dictadura de las
condiciones ambientales. Esto quiere decir que los estomas pueden abrirse o
cerrarse en función de la especie vegetal, la luz, la temperatura, la humedad,
la concentración de CO2, y la coordenada espacio-temporal. Como no existen
aduanas, por los estomas, puede fluir todo aquello que la físico-química
permita. Así, el ozono fluye y si supera su enfrentamiento químico con el
ministerio de defensa antioxidante actúa como el fitotóxico que es.
¿Se puede medir la función estomática?
¡Qué buena
pregunta! Gracias. Afirmativo, y eso es, precisamente, con lo que me gané el
jornal mencionado en el párrafo anterior. Se utiliza una criatura tecnológica,
llamada porómetro. Se sostiene con la mano, de una persona operadora, sometida
a la misma dictadura ambiental que la planta. En otras palabras, puedes estar a
42ºC, al sol, admirando la llanura semi-infinita de olivar jienense, tomando los
valores (objeto de la medida) y revoloteando de hoja en hoja en aras de una
necesaria reproducibilidad estadística. También está la versión arrozal, es
parecida a la anterior pero con los pies en el fango. Que no todo son paellas,
lo que hago con el arroz.
Entonces, si el
ozono entra por los estomas, y la actividad se puede medir…
¿Es posible saber cuánto ozono absorben las
plantas?
¡Pero cuánta
sapiencia en la red y qué gran docente soy! Proclamo. Efectivamente. Se puede.
La ciencia avanza que es una barbaridad y la modelización permite conocer el
flujo de ozono sin necesidad de sostener un porómetro en todo momento y en todo
lugar. El mejor ejemplo de modelo que conozco es el LEGO, instantáneamente
reconoces la figura y aprehendes el concepto de resolución, el talón de Aquiles
de cualquier modelo. En mi caso he empleado el modelo DO3SE, diferente al LEGO en que debes realizar
un chapuzón en el mar de la física, para ayudarte a entender sus fundamentos
teóricos. Seguramente por eso tiene menos éxito.
Correr el modelo
no es difícil, suele ser hacer un click en algún lugar de la pantalla del
ordenador, lo divertido es dar con los parámetros que adecúan los fundamentos
teóricos del modelo a tus condiciones reales o a tus necesidades. Es como hacer
las instrucciones del LEGO, pero con lenguaje matemático.
Ni que decir
tiene la importancia capital de la modelización en el desarrollo científico
ambiental actual. Noticias como el deshielo del Ártico, o la mejora en la
calidad ambiental de las ciudades aportada por los árboles, se basan en
estudios científicos producto de la modelización.
Y con los
modelos, la física y las matemáticas, me llegó la química. En forma de
volátiles. Resulta que nuestras amigas las plantas, se comunican por el suelo y
por el aire. Por el aire en forma de compuestos volátiles (BVOC, Biogenic Volatile Organic Compounds), de
distinta función, naturaleza, y complicación. Algunos de ellos son altamente
reactivos con substancias como el ozono
(mira tú que casualidad) o con otras substancias y se produce un hecho
paradójico. La concentración ambiental de ozono puede alterarse debido a las
emisiones vegetales.
¿Que si pueden medirse los BVOC?
Naturalmente. Los
he recogido en ingenios químicos industriales denominados cartuchos, pero
cuantificarlos aún no me han dado de comer.
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