domingo, 12 de marzo de 2017

Decepcionante Irregularidad


Saiti, el no estrella michelin


Pasamos más de tres horas en este local acogedor, bien decorado y hasta la bandera de clientes. El servicio fue extremadamente lento y muy poco profesional en la descripción y el contenido de los platos. Continuamente debimos llamar al camarero para que nos rellenara las copas, ya que nuestra cubitera era compartida con otra mesa y no estaba a nuestro alcance. Los vinos blancos, escogidos sin ninguna sugerencia por parte de la sala, eran buenos, a buena temperatura y con buena relación calidad precio. 

Pedimos el menú VP. Empezamos con unos encurtidos excelentes y una bebida aperitivo con grapa muy rica. A continuación la vieira con holandesa de tocino, para mi gusto, lo mejor de la noche. A partir de aquí el menú empezó a caer en picado. Sepia bruta, con una espuma terrosa incomprensible, el punto de la sepia y de las huevas, excelente, aunque según la camarera, "solo es sepia". La ostra frita con salsa de callos y garbanzo, fue lo segundo mejor sobre todo por la salsa. La quinoa guisada muy buena, no tanto la lámina de tocino que la acompañaba; no se podía cortar y terminabas engulléndola. El pollo de corral y maíz bien pero sin alharacas. Cuando lo sirvieron pregunté si era el plato principal de "carne" y me contestaron: "no es carne, es pollo". En un arranque de lucidez el camarero me preguntó si quería saber cuántos platos quedaban por servir. Le contesté afirmativamente. Al momento volvió diciendo que nos quedaba "el pez y la carne". El "pez", uno de los principales del menú, resultó ser una malograda creación de salmonete con una salsa de cuyo nombre no puedo acordarme aunque lo pregunté dos veces y no me lo explicaron ninguna. Terminamos con tres albóndigas, del tamaño y dureza de las canicas, en una salsa buena pero con un potente sabor a curry. El postre lo sirvieron al ritmo de "turrón, cítricos y jengibre", amasijo de cremas y bizcocho desmenuzado. Según mi opinión sería mejor como inspiración a un postre comercializado, bajo marca blanca, en una conocida cadena valenciana de supermercados. 

En resumen, entradas escasas, principales a juego y postre vulgar, como colofón a una cena cara, decepcionante e irregular.

Amigable disconformidad

Cuando llegamos nos sorprendió el porche de bienvenida, inhóspito, pero con la misma decoración de madera que el resto del restaurante. Pe...