La crítica que me hubiera gustado leer del 7 x 1 de GoT
Existe, luego spoilers.
El espléndido arranque
del 7 x 1 de GoT solo se ve superado por el placer de escuchar de nuevo la
banda sonora como sintonía de cabecera de lo que se avecina. El invierno, en
forma de Arya Stark, ha llegado a la casa Frey. El máster en asesinatos sin
huella, cursado en la catedral pública de Bravos, ha consolidado a Arya como la
auténtica viuda negra vengadora. "El norte no olvida", Cersei, que no
te engañen.
Me encanta la llegada de
Brandon Stark al muro. Como un musher, en un trineo liderado por Meera Reed
como perra alfa, presenta sus credenciales ante Edd "El Penas". Es
recibido con una mezcla de confusión, asombro y reverencia ante el apellido y
la descripción de su visión. Edd le mira. Recuerda la gestión del proyecto que
le ha encargado su renacido predecesor y tarda unos segundos en procesar la
información de Bran el visionario. "A por todos". Edd, auténtico Project
Manager ante la gestión de un riesgo inconmensurable, responde con un lacónico
"Muy bien". Bran traspasa las puertas del muro guiado por Meera y mi
subconsciente tiene un recuerdo para Hodor.
La petición de matrimonio
pertrechada por el vocalista de un grupo de rock a Cersei Lannister merece
mención aparte. El bizarro Euron Greyjoy luce el estilo macarra de las islas del
Hierro como nadie. La cara de Jaime ante las dos manos abiertas, del aprendiz de lobezno, nos hace creer que el amor fraternal aún existe. Habrá que ver
qué tal luce la cabeza del tercer Lannister como regalo de compromiso.
En Invernalia, subsede
del women power aunque no lo parezca, Tormund le pone ojitos a la honorable y
descomunal Brienne de Tarth, que luce como nadie la faldita de caballero. Un
momento bufón aperitivo del auténtico momento igualdad de género y
empoderamiento femenino protagonizado por Jon y Lyanna Mormont. ¡Qué grande
guión! "No podemos prescindir de la mitad de la población". Más de
un@ debería tatuarse esta frase en el antebrazo y dejar en paz a la estética
etnomitobiosociopsicocultural. Bien por la niña rebelde contra el "así
cosía, así, así" y que dice que nadie la va a mandar a tejer.
Al lado de Jon, la
antípoda de Joffrey, Sansa se alza como una faraona, esculpida en distintas
casas: Stark, Tully, Lannister, Tyrell, Greyjoy, Arryn y Bolton. Su coach,
Meñique, la observa fascinado de sí mismo y de su obra. Sansa, en su CV ha
cristalizado un crisol de experiencias que ya la consolidan como digna heredera
del saber estar de Lady Catelyn y como consejera principal del CEO de Invernalia.
Consciente de su papel, de los errores de su hermano, padre y madre, se
enfrenta a Jon en una dialéctica política digna del mejor parlamento europeo.
Ambos tienen razón, pero la regia genética de Jon convence y vence. Allí están
los jóvenes herederos de las casas traidoras a los Stark, con la rodilla hincada
ante el Rey en el Norte y la atenta mirada de todo el salón. El mensaje es
claro: tengo práctica en degollar traidores, no vengamos jodiendo y defendedme
lo que por genética y tradición os pertenece.
Espectacular la percusión
escatológica de la presentación de Sam Tarly. La comida se confunde con su
final digestivo, mientras acarrea libros, raspa bacinillas, vierte sopas y
recoge escudillas de los enfermos de psoriagris, todo aderezado con sus
populares arcadas. Mortífero, harto de tanto paseo excremental en su Erasmus en
La Ciudadela, decide transgredir las normas e investigar la sección prohibida
de la biblioteca. Sin capa de invisibilidad, le roba las llaves a un maestre. Cocido
por el sueño y junto a Gilly, descubre el emplazamiento del yacimiento de
vidriagón en Rocadragón. Raudo en la escritura, le envía un whatsapp a su
querido Jon.
El brazo incorrupto de
Jorah Mormont nos da paso al metafórico final protagonizado por su musa, la madre
de dragones. La Khalessi del mar de hierba, y su escuadrón suicida, van
llegando a Poniente cual cabalgata del día del Orgullo Gay. Tenemos sitio para
todos: condición sexual, razas, género, dragones, carencias de estatura, pelo y
órganos genitales. La reina dragón, admira la estética de su hogar, a juego con
la arquitectura de sus hombreras. Como una Escarlata O'hara en busca de su Itaca
particular, la que no arde, desembarca en la playa, se agacha, toca y coge un
puñado de arena, mientras los dragones surcan el aire. Fuego, tierra, y aire. ¿Se
puede aunar más mística y magia en personaje tan regio? El acceso a San Juan de
Gaztelugatxe luce épico y acorde. La comitiva recorre su zigzagueante sendero
hasta la fortaleza. Daenerys de la Tormenta quita el pendón del pánfilo de
Stannis en su camino hacia el salón del trono. La talla de una imagen femenina
se aprecia en el respaldo del trono de piedra que se recorta ante una ventana
triangular cual iluminati. Abandonado Meeren, supongo que para contentar a otros
vectores frikis de la serie creyentes en pirámides. Ante el pasmo de su pandilla,
Mhysa pasa de largo y entra en la estancia adjunta. Admira la mesa con forma de
mapa de los siete reinos que lleva Xmil años en su casa. Cersei, y tú pintando
frescos en el suelo de la fortaleza roja. Precioso, eso sí, que para algo eres
la pija cool de la serie y se te reconoce por el bajo de la falda. La Targaryen
empieza a tomar posesión de los siete reinos deslizando sus dedos por el
contorno costero de la mesa. Tyrion, el único que la ha seguido de cerca,
disfruta de los bajorrelieves con forma de dragón que decoran las paredes. Los
Lannister siempre han sido amantes de las bellas artes. Ambos llegan a la
cabecera y ya sabes qué viene el principio del fin. Con una palabra."¿Comenzamos?".