Felicidades a todas las mujeres y las niñas que se dedican a la ciencia, muchas de ellas sin saberlo. Hoy es nuestro día.
Para las ingenieras agrónomas neolíticas les
dedico el nacimiento de las Sociedades de Cazadores y Recolectoras. Ahora sólo
queda cambiarlo en todos los libros de historia.
Baños de arena, de cenizas, o de agua
caliente. Permiten ajustar gafas, esterilizar biberones, destilar vapores o cocinar. Se los debemos a María la Judía, a
ella le otorgo el primer premio nobel de Alquimia, lo celebraremos con un flan
hecho al baño María.
Los libros de texto de educación obligatoria,
con el mismo porcentaje de apariciones de hombres y mujeres en su contenido, se
los regalo a Maria Moliner. Fuerte defensora del sistema público de educación y
creadora del único diccionario de uso del Español. Señora Moliner, tranquila,
ya hemos empezado a aparecer, vamos por un promedio del 5%.
“El día de los inventos”, se lo dedico a Heidi
Lamarr. Se celebrará el día de su nacimiento, el 9 de noviembre. Casualmente
coincide con “El día internacional del Inventor” en honor a Heidi Lamarr, pero
no creo que a ella le importe.
La musa número diez será Rosalind Franklin.
Con ella inicio una infinita lista de nombres de mujer con el poder de la
inspiración, la creación y el conocimiento sin notorio reconocimiento.
A la infancia le regalo la frase de la imagen
de Naomi Parker Fraley y le invito a olvidar aquellas muñecas que decían: “La
clase de matemáticas es difícil”.
A la clase trabajadora le prometo la fecha del
cierre de la brecha salarial, allá por el 2045 con el ártico medio derretido, y el sincero reconocimiento a
la Meritoria Ingeniería Doméstica.
A la gente la invito a descubrir el poder del uso
de lenguaje no sexista, sin necesidad de “miembras” de la academia.
Por los hijos y las hijas de personas en
ciencia, con ciencia, y con conciencia.
Conciénciate, no se puede prescindir de media humanidad aunque tenga el
poder de la invisibilidad.
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